sábado, septiembre 26, 2009

ARTÍCULO: “EL CRISTO NEGRO...HISTORIA BREVE DE SU DEVOCIÓN”





ARTÍCULO: “EL CRISTO NEGRO...HISTORIA BREVE DE SU DEVOCIÓN”

POR PROF. DR. MERVY ENRIQUE GONZÁLEZ FUENMAYOR
MARACAIBO.ESTADO ZULIA.REPÚBLICA DE VENEZUELA.AMÉRICA DEL SUR.
REDACTADA Y PUBLICADA EN LA RED SABADO 26 DE SEPTIEMBRE DE 2009.




EL CRISTO NEGRO DE ESQUIPULAS

Allí donde late el corazón de América central, a 10 kilómetros de Honduras, y a 22 de la República de El Salvador, en el oriente de Guatemala, se levanta un hermoso y antiguo volcán ya apagado, con un nombre sonoro y decidor de tiempos antiguos: el Quetzaltepeque. El cerro del Quetzal, pájaro emblemático del alma guatemalteca.
Hace algo más de cuatrocientos años atrás, la población que hacía poco se había asentado a los pies de ese cerro, y que llevaba el mismo nombre, quiso tener una imagen del Crucificado, para poder venerar en ella el misterio de salvación realizado por Nuestro Señor Jesucristo. Y pidieron que se le tallara, en tamaño casi natural, un Cristo crucificado. Para poder pagar su costo, todo el pueblo realizó durante dos años un trabajo comunitario. Un terreno de la comunidad fue dedicado a la plantación de algodón y en él trabajaron todos. Con lo cosechado se pagó su costo al tallista de la capital. Y la comunidad tuvo su Cristo.
Andando el tiempo, ese gran crucifijo fue trasladado a la vecina ciudad de Esquipulas, donde quedaría custodiado en el santuario que es el corazón latiente de la religiosidad centroamericana. Lo que es Guadalupe, con su devoción a la Virgen morena de Juan Diego, lo es Esquipulas con su Cristo negro. Lo del color se debe a la madera en la que está tallado, y quizá también al tiempo acumulado en estos más de cuatrocientos años.
Son centenares de miles los peregrinos que acuden a besar la imagen y a abrazarse a sus pies, trayéndole sus cuitas, sus penas y su gratitud. Y estos miles se vuelven un millón y medio en la Semana Santa y en otras festividades. Son atendidos por una comunidad de monjes que día a día, celebran allí la liturgia y la Eucaristía. Y también reciben y alientan a los peregrinos de todo el mundo, pero en especial de México y América Central, escuchándolos en la Confesión de sus pecados, y bendiciéndolos en el Nombre de Cristo Crucificado, el Cristo Negro de Esquipulas.
Su imagen, unida a la de Guadalupe, viene recorriendo los caminos de nuestra Patria Grande, uniendo a nuestros pueblos que tienen una raíz americana común, una historia compartida y un destino de unidad aún por realizar. Los dos grandes amores de nuestro pueblo católico latinoamericano: La CRUZ DE CRISTO y LA MADRE DE JESÚS, han querido quedar plasmados en estas dos imágenes que recorren nuestra América de norte a sur en esta novena de años que nos permitirá entrar en el tercer milenio.
En el año 1992, durante cuatro meses, compartí allí la vida de mis hermanos monjes, y fui peregrino, junto al pueblo Maya, y a los demás promesantes que venían a encontrarse con Cristo en su misterio de salvación. Cada día, luego del canto de Laudes, me ponía a sus pies y rezaba el Rosario por nuestros pueblos, mientras comenzaba el paso incesante de los peregrinos( Mameapace.Obispo de los Toldos ).
INFORMACIÓN ADICIONAL SOBRE EL CRISTO NEGRO

TEMPLO DE “NUESTRO SEÑOR “EL CRISTO NEGRO DE JUAYUA”





EL CRISTO NEGRO DE JUAYUA

Juayúa fue fundado por los conquistadores españoles en 1543; la orden franciscana puso a Juayúa bajo el patronazgo de La Virgen de Santa Lucía (La original santa patrona), perteneciendo conjuntamente con los pueblos vecinos de Apaneca, Salcoatitan y Santa Catarina Masahuat a la parroquia de Santa Lucía.

Pero del patronato de la santa sobre Xuayuat, pasado el tiempo solo quedaría el recuerdo de la misa del 13 de Diciembre y dos imágenes coloniales. Una de demanda totalmente repintada, quizá propiedad de alguna cofradía y otra mas de vestir de muy buena traza y todo un tesoro artístico que se guarda celosamente en la otra iglesia del pueblo, bajo la advocación de La Beatísima Trinidad.
El templo la Beatísima Trinidad construido alla por 1826 de diseño neoclásico guarda en su interior joyas invaluables del arte religioso colonial.

No se sabe a ciencia cierta cuando fue establecido el nuevo patronazgo del Cristo Negro, algunos historiadores lo ubican hacia 1670 cuando cuenta la historia: "Los padres franciscanos hicieron aparecer al pié de un frondoso rosal la imágen de un cristo negro". Esto último es muy significativo conociendo que la orden franciscana está muy asociada al cultivo de las rosas.

Muy determinante en el establecimiento del santo patrono fueron las peregrinaciones hacia el crucificado de Esquipulas en Guatemala ya que, probablemente se trató de establecer un santuario a mitad del camino para los peregrinos.

De ahí que historiadores relacionaran la imágen del Crucificado de Juayúa con la de Esquipulas en Guatemala al punto que, declarasen como obras del mismo artesano el ilustre Quirio Cataño; pero últimos estudios contradicen lo anterior, debido a que al comparar ambas imágenes son obras de dos artesanos con diferentes técnicas empleadas. Por otro lado Quirio Cataño vino de España bajo contrato a realizar su tan afamada y venerada obra; en cambio el crucificado de Juayúa se cree fue traído desde la madre patria incluso de hechura anterior al de Esquipulas.
ICONOGRAFIA DE LA PORTENTOSA
IMAGEN DEL
CRISTO NEGRO DE JUAYUA
Nuestro Señor de Juayúa, de rostro y cuerpo enjutos, cuya oscura pátina no logra ocultar un encarnado mas claro en el que son perfectamente visibles las laceraciones, los moretones y las huellas de sangre. Originalmente de color aceitunado, hoy con el paso de los siglos y resultado de todo el hollín acumulado por la cera encendida, en los cuales estuvo a la interperie el viraje de los pigmentos y muy probablemente el ungimiento con bálsamo es que el crucificado presenta su color oscuro.

Cercano en el perfil del rostro y en el trazo esquemático de su cabellera, barba y bigote al Cristo de los Reyes ahora en la catedral de Guatemala, datado hacia la segunda mitad del siglo XVI pero, de rasgos más suaves en su apreciación frontal, cuando se le ve de abajo hacia arriba; debe ser sin embargo, algo posterior a éste aunque en lo absoluto menos virtuoso que aquél, no iba a ser primero, el cristo de un pueblo de guardianía que el de la catedral de Santiago de Guatemala.
Difiere además del cristo catedralicio en que, mientra aquél mira todavía con un hálito de vida, el nuestro se nos presenta ya muerto. El caso de Nuestro Señor de Juayúa, su bello y patético rostro, donde la divinidad sonríe dulce y casi plácidamente como si la muerte no doliera. De honda introspección sicológica, enmarcado un tanto medrosamente por gruesas y alargadas guedejas de barba, cabello y bigote de corte esquemático, se recorta profundamente, la nariz aguileña de largo y fino tabique. Resarcido por la muerte se inclina hacia el hombro derecho, sobre el cual un mechón cae en un bucle no muy largo.
El cuerpo bastante bien estudiado en sus detalles anatómicos, es flaco y con el torso alargado si el precioso cendal barroco que hoy oculta lo que podría ser un escueto Perisoneum original, mas o menos medieval, no engaña nuestra apreciación. Sus manos se crispan sin bendecir con mucho dolor, mientras los pies, se tensan en un gesto dolorosamente humano como en los cristos anteriores al Concilio de Trento, características que corresponden todavía al arte gótico tardío español. Con esto queremos recalcar que esta portentosa imágen de Cristo Crucificado pertenece a la duradera época artística que durante siglos antecedió a la del afamado cristo de Esquipulas, el cual, Quirio Cataño pese a los mechones algo ondulados que talló sobre su hombre derecho en similitud al nuestro, esculpiera en estilo Renacentista en Santiago de Guatemala entre 1594-1595.

Puedo eso si, talvez proceder nuestro Cristo de España de donde pudiera haber sido traído por algunos de los franciscanos llegados en su momento a la nueva fundación de Sonsonate, o pudo haber sido encargado a un escultor no identificado”. ((Por Carlos Leiva Cea, historiador y escritor)
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