“ EL PADRE :PILAR FUNDAMENTAL Y GUIA DE
por Prof. Dr. Mervy Enrique González Fuenmayor
Sábado 16 de Junio de 2007, 1 y 15 p.m.
Maracaibo-Estado Zulia-Venezuela-América del Sur.
El próximo domingo 16 de junio de 2007, la sociedad venezolana se prepara para celebrar el día del padre, en mi caso, no suelo creer en esos días dedicados bien a alguna persona, actividad, profesión u otras trivialidades, en virtud de que las mismas han sido creadas con un sentido meramente mercantilista, por quienes desde hace muchísimo tiempo han venido explotando la sensibilidad, emociones y actitudes de un pueblo tan noble como el nuestro. . Sin embargo hay otros dedicados a alguna a profesión o actividad, de manera internacional. Hecha esta salvedad, y adicionándole que todo los días deben ser considerados días del padre, aprovecharé , no obstante mi rechazo a singularizar los días para ofrendar lo mejor de nosotros a nuestros seres queridos o a quienes desempeñan cualquiera de las profesiones o actividades que ya poseen un rosario de fechas en el calendario universal, paso a testimoniar mi amor, afecto, respecto, cariño y recuerdo por la memoria de mi padre quien vida se llamó ADELMO ANTONIO GONZALEZ RUBIO, el cual mientras vivió me transmitió un conjunto de experiencias, recomendaciones, consejos, patrones de conducta y modos de vida, que he tratado de cumplir a lo largo de mis 57 años de vida. Hace un poco más de cinco años, que nos dijo adiós--- somos una familia integrada por once hermanos, dos de las cuales son mujeres y nueve hombres, todos aún vivos---- pero todavía conservo en mi mente el recuerdo imborrable de su vida y sus enseñanzas, algunas de las cuales, hoy me atrevo confesar, no logré entender en su momento , y que se me transfirieron como mecanismos y herramientas que hacen posible una vida útil, próspera, llena de mucha paz, y prodiga de solidaridad con el prójimo. Esto último es perfectamente comprensible, si consideramos por un momento, que los jóvenes generalmente no aprecian lo que padres en su oportunidad les sugieren y recomiendan, para evitarles situaciones difíciles y comprometedoras en los días por venir. Aún así he tratado cumplir con todas sus enseñanzas y consejos, de allí que pueda decir que la honradez, probidad, aptitud y actitud por el trabajo, amor por la verdad, la justicia y la solidaridad, han sido mis eternos acompañantes en ésta larga ruta del vivir. Gracias viejo, gracias porque hiciste de mi un hombre dedicado al trabajo creador, a la búsqueda y al servicio de la verdad y a la defensa de todas aquellas causas en las cuales se aboga por la dignidad, el respeto a lo valores humanos, a los ancianos y a todos aquellos que procuran erigirse por encima de las circunstancias transformándose en personas útiles a la sociedad. Estoy seguro papacito---- así te llamábamos en vida--- que hoy te encuentras disfrutando de la resurrección anticipada que prometió nuestro Señor Jesucristo, y que por ello desde las mansiones celestiales en compañía de mi madre, abuelos, tíos , tías, suegros y de mis otros seres queridos y amigos que ya partieron hacia el paraíso, están intercediendo ante nuestro padre creador, para que nos mantengamos en el camino de la verdad, de la luz, de la transparencia, de la justicia, del trabajo creador y en el cumplimiento no solamente de las leyes humanas sino también de las leyes celestiales. Este testimonio de amor no estaría completo, sino no nos refiriésemos aunque sea en algunas cortas líneas, al papel y función que ejercen los padres en la actualidad. Ello es pertinente por cuanto se ha venido observando la degradación de los valores morales y éticos que deben regir la construcción, desarrollo y proyección de la familia. La delincuencia juvenil, la drogadicción, la prostitución, la paternidad y maternidad irresponsable y otras patologías sociales tienen sus causas, y estas de manera indudable están vinculadas con este personaje que es el padre que es pilar fundamental de la familia y guía de la misma, lo mismo que la madre en igual dimensión. Lo que vamos a expresar es válido también para la madre y quiero dejar constancia que muchas de las líneas a continuación se plasmarán han sido extraídas de la multiplicidad de mensajes electrónicos que una legión bien grande en número, me hace llegar a través de esa herramienta tan formidable de la tecnología, como lo es el Internet, mensajes que a los efectos de este artículo han sido recreados con algunos de mis pensamientos, reflexiones, opiniones y criterios. Veamos:" Somos de las primeras generaciones de padres decididos a no repetir con los hijos los mismos errores que pudieron haber cometido nuestros progenitores y en el esfuerzo de abolir los abusos del pasado ahora somos los más dedicados y comprensivos, pero a la vez lo más débiles e inseguros que ha dado la historia. Lo grave es que estamos lidiando con unos hijos más igualados, beligerantes y poderosos que nunca existieron. Parece que en nuestro intento por ser los padres que quisimos tener, pasamos de un extremo a otro. Así que, somos los últimos hijos regañados por los padres y los primeros padres regañados por nuestros hijos. Los últimos que le tuvimos miedo a nuestros padres y los primeros que le tememos a nuestros hijos. Los últimos que crecimos bajo el mando de los padres y los primeros que vivimos bajo el yugo de los hijos.
Lo que es peor los últimos que respetamos a nuestros padres y los primeros que aceptamos que nuestros hijos no nos respeten. En la medida en que el permisivismo reemplazó al autoritarismo, los términos de las relaciones familiares. han cambiado en forma radical para bien y para mal. En efecto se consideraban buenos padres aquellos cuyos hijos se comportaban bien, obedecían sus órdenes y los trataban con el debido respeto y se consideraban buenos hijos a los que eran formales y veneraban a sus padres.
En la en la medida en que las fronteras jerárquicas entre nosotros y nuestros hijos se han ido desvaneciendo, hoy los buenos padres son aquellos que logran que sus hijos los amen aunque poco los respeten.
Y son los hijos quienes esperan el respeto de sus padres , entendiendo por tal que le respeten sus ideas, sus gustos, sus apetencias, sus formas de actuar y de vivir y que además patrocinen lo que necesiten para tal fin. Como quien dice pues, los roles se invirtieron y ahora son los padres los que tienen que complacer a sus hijos para ganárselos y no a la inversa como en el pasado. Esto explica que actualmente los padres hagan tanto , por ser los mejores amigos de sus hijos al punto de autoridiculizarce por pretender vestir, actuar y hablar como ellos , es decir lo que hoy los jóvenes denominan ser
Si bien al autoritarismo aplasta, el permisivismo ahoga. Sólo una actitud firme y respetuosa les permitirá confiar en nuestra idoneidad para gobernar sus vidas mientras sean menores , porque vamos adelante liderándolos, y no atrás cargándolos y rendidos a su voluntad. Es así como evitaremos como nuevas generaciones perezcan ahogadas en el descontrol y hastío en el que se está hundiendo la sociedad, que parece ir a la deriva sin parámetros ni destino”.(Rías slides,extrac)
Este artículo y sus reflexiones son en buena medida un reconocimiento a los peligros a los que se enfrenta la familia en la sociedad actual y un testimonio sincero a todos lo padres de Maracaibo, del Zulia, de Venezuela, de la república de Italia y del mundo. Muy especialmente honor, respeto y gratitud eterna a don Adelmo Antonio González Rubio, don Regulo Fuenmayor, don Herminio Acosta Añez, y a todos los padres que han partido al encuentro con Dios; así como para todos aquellos padres que viven fomentando y desarrollando familias ejemplares generadoras de hombres y mujeres útiles a la sociedad, a la patria y a la humanidad. No me permitiré mencionar- los por cuanto podría incurrir en olvidos que probablemente lesionarían la sensibilidad de muchos de nuestros amigos. Por ello felicitamos a todos los padres de la fundación CREVALH, quienes están dotados de esa especial sensibilidad y actitud de solidaridad con el prójimo y con el desprotegido. Honor a quien honor merece. Dios y la virgen María santísima y el padre Pío de Pietrelcina le bendigan. Amén y amen .
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