domingo, diciembre 16, 2007

¿ CELEBRAR LA NAVIDAD O VIVIR LA NAVIDAD ?

domingo, diciembre 16, 2007

¿ CELEBRAR LA NAVIDAD O VIVIR LA NAVIDAD ?

¿CELEBRAR LA NAVIDAD O VIVIR LA NAVIDAD?

Por Prof.Dr.Mervy Enrique González Fuenmayor.

Domingo 16 de Diciembre de 2007, 8 y 40 p. m.

República Bolivariana de Venezuela.America del Sur.

Maracaibo.Estado Zulia.

Vuelvo a expresar mis opiniones, no obstante la circunstancia vinculada a la situación por mi asumida, de no escribir especialmente para ciertas fechas , estaciones o "días" que las sociedades transforman en hitos e incluso los santifican o sacralizan, todo con el propósito de obtener algunas monedas. Pero salvando este escollo y preocupado por las nuevas "versiones" de la fiesta de la Natividad de nuestro Señor Jesús, me conmino a tratar de establecer el sentido real que debe atribuírsele a la Navidad. Excúsenme amigos y amigas a quienes les sustraigo su tiempo para leer estas reflexiones, sobre todo con la pretensión tan temeraria de explicar todo esté " barullo " que implica el tiempo de la Navidad o como incorrectamente la califican algunos: "tiempo de Navidades", cuando lo correcto gramatical y religiosamente hablando, es referirnos al nacimiento del Señor, como la Navidad. Ello es así, por cuanto la humanidad no celebra, ni festeja, ni vive diferentes nacimientos en diferentes lugares y en diferentes sociedades. El nacimiento del Mesías es uno solo y se produjo en un solo lugar, por lo tanto no es plausible referirnos a la Navidad en plural, es decir, como Navidades; he aquí nuestro primer error. Celebramos, festejamos, vivimos la Navidad y no las Navidades.

El título de este artículo está constituido por una interrogante relativa a la circunstancia devenida del hecho más importante de la humanidad, como lo es el nacimiento del Mesías, del niño Jesús, del hijo de Dios. Y la pregunta es válida, en tanto y en cuanto conozcamos la diferencia entre celebrar algún hecho, un acontecimiento y vivirlo. Veamos lo que gramaticalmente significan cada término:

Celebrar. (Del lat. celebrare). tr. Conmemorar, festejar una fecha, un acontecimiento. Celebramos el cumpleaños de Juan. || 2. Alabar, aplaudir algo. Celebro tu sabia decisión. Era u. también apl. a pers. || 3. Reverenciar, venerar solemnemente con culto público los misterios de la religión y la memoria de sus santos. || 4. Realizar un acto, una reunión, un espectáculo, etc. U. t. c. prnl. || 5. decir misa. U. t. c. intr.

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vivir1. (Del lat. vivere). intr. Tener vida. || 2. Durar con vida. || 3. Dicho de una cosa: durar. || 4. Pasar y mantener la vida. Francisco tiene con qué vivir. Vivo de mi trabajo. || 5. Habitar o morar en un lugar o país. U. t. c. tr. || 6. Obrar siguiendo algún tenor o modo en las acciones, en cuanto miran a la razón o a la ley. || 7. Mantenerse o durar en la fama o en la memoria después de muerto. || 8. Acomodarse a las circunstancias o aprovecharlas para lograr sus propias conveniencias. Enseñar a vivir. Saber vivir. || 9. Dicho de una cosa: Estar presente en la memoria, en la voluntad o en la consideración. || 10. Dicho de Dios: Estar en la memoria, en la voluntad o en la consideración y asistir particularmente a alguien con sus inspiraciones. || 11. Estar (? existir uno con cierta permanencia en un lugar o en un estado o condición). Vivir descuidado. Vivir ignorante de algo. || 12. tr. Sentir o experimentar la impresión producida por algún hecho o acaecimiento. Hemos vivido momentos de inquietud. Todas sus alegrías y sus penas fueron vividas por nosotros. || bueno es ~ para ver. expr. vivir para ver. || no dejar ~ a alguien. fr. coloq. Molestarlo, fastidiarlo. || no dejar ~ algo a alguien. fr. coloq. Ser motivo de remordimiento o inquietud. || ¿quién vive? expr. U. por el soldado que está de centinela para preguntar quién es el que llega o pasa. U. t. c. s. || viva. interj. U. para expresar alegría y aplauso. U. t. c. s. m. || viva quien vence. loc. interj. U. para explicar la disposición pronta del ánimo a seguir a quien está en prosperidad y a huir de quien está caído. || vive. interj. U. como juramento con algún nombre que lo expresa, o con alguna voz inventada para evitarlo. ¡Vive Dios! ¡Vive Cribas! || ~ alguien aprisa, o de prisa. frs. Trabajar demasiado, o gastar sin reparo la salud. || ~ para ver. expr. U. para manifestar la extrañeza que causa algo que no se esperaba de la persona de quien se habla, especialmente cuando es de mala correspondencia.

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De las transcripciones efectuadas, debo centrar mi atención, ab initio, en el término celebrar. Y en su significación, aunque pudiera en la eventualidad de una interpretación ligera, subsumir la acción de reverenciar y cumplir con culto publico algún misterio de la religión, esta manera interpretativa nos parece errátil. El argumento de esta aseveración es fácil encontrarlo, en virtud de que si bien es cierto, quien reverencia o cumple con culto publico alguna fiesta o misterio religioso, no garantiza su participación activa en el mismo. En otras palabras vivir con culto público una fiesta o misterio religioso, es diferente a celebrarlo. En este último caso, hipotéticamente hablando, podríamos estar en presencia de la mecanicidad o simplemente el cumplimiento del mandato contenido en la palabra de Dios de santificar las fiestas, sin que para algunos se traduzca en vivir esa fiesta o misterio que la escritura sagrada nos indica. No es lo mismo celebrar que vivir algo, una situación, una circunstancia o cualquier otro hecho sea social, político, económico, académico, religioso o de cualquier otra especie.

El lector avieso ya habrá comprendido que vivir se traduce en mezclar la emoción, el discernimiento, el sentido finalista de aquello que previamente nos conduce a una celebración. Vale decir que el celebrar es una categoría anterior al vivir. Quien celebra amigo y amiga, no necesariamente vive el momento que celebra. Como ser humano podría celebrar mi matrimonio y sin embargo no vivirlo. Podría celebrar el acontecimiento del nacimiento de un nuevo hijo de un pariente, amigo o congénere y sin embargo no vivir el momento. Otro ejemplo nos servirá para ilustrarnos: quien acude al bautizo de un hijo de un hermano, eventualmente celebrará ese acto , y si es el padrino de la criatura, podrá festejarlo, disfrutar de la fiesta, cumplir con el culto público de ir a la iglesia, aceptar el padrinazgo y asumir también las obligaciones que tal condición le impone. Pero ese padrino, hipotéticamente, también podría no vivir la función de padrino para la cual fue designado y aceptada espontáneamente. Tal y como lo señala el significado de la voz vivir, es " obrar siguiendo algún tenor o modo en las acciones, en cuanto miran a la razón o a la ley." O " Dicho de Dios: Estar en la memoria, en la voluntad o en la consideración y asistir particularmente a alguien con sus inspiraciones. En efecto para poder vivir se necesita primero celebrar. Quien celebra no vive necesariamente; pero quién vive---- tácitamente--- celebra. Quien vive el acto de casamiento con su pareja, implica necesariamente haberlo celebrado. La vivencia es la vinculación racional, emocional, espiritual y social con hechos, circunstancias, situaciones y etapas en las cuales participamos como actores o espectadores, pero siempre aún en este último caso, vinculados con esos hechos por la razón, por el espíritu, el alma, por el cerebro y por nuestra socialidad.

La Navidad es tiempo de celebración y de experimentación y vivencia de la trascendencia, significado, valor y proyección espiritual de un hecho que marcó y dividió la humanidad en dos etapas: la anterior a Jesús de Nazareth y la posterior a su nacimiento. Es el advenimiento del Mesías, del que había de venir, de el liberador, del Príncipe de la paz, del Rey de Reyes y Señor de Señores. A diferencia de lo que ocurre en nuestras sociedades, este tiempo nos invita a emular las actitudes consagradas en el libro sagrado: la Biblia. La Navidad es tiempo de esperanza, de reconciliación, de paz, solidaridad, de perdón, de enmienda, de transformación espiritual, de revisar los postulados es los cuales descansa la base ética, filosófica y social de nuestra existencia y de nuestros valores.

La mayor parte de nosotros, celebramos la Navidad, pero no la vivimos. Lamentó emitir este juicio, pero lo que está a la vista no necesita anteojos. La sociedad mercantil se ha ocupado de ir socavando nuestros valores, principios, creencias, tradiciones incluso nuestra fe. Aún así, no puede existir quien soliviante sin aquel que se deja soliviantar, bien por ignorancia, bien por omisión, bien por acción o porque ha perdido el camino que nos conduce hacia Dios o tal vez se le ha dejado arrastrar por el mundo, y olvida que si bien vivimos en el mundo, no somos los ciudadanos del mundo, somos los ciudadanos del cielo, celestiales, hijos de Dios y herederos de la promesa de la vida eterna en el cielo.

Pero que hacemos alguno de nosotros: llega la Navidad y nos preocupamos más por los regalos, las fiestas, por el comer, el beber, la buena vestimenta, el quedar bien con los demás, la satisfacción de nuestro ego y de otros que nos rodean (hijos, esposa, madre, hermanos etc.). Eso no es vivir la Navidad, ni siquiera llega a la categoría de celebración de la Navidad. Este tiempo como ya he dicho anteriormente nos debe motivar a reflexionar sobre el papel y función que como seres humanos hemos cumplido hasta la fecha en nuestra familia, en la sociedad, en la iglesia, en la academia, en el trabajo, el lugar es, momentos y situaciones en los cuales nos ha tocado vivir y que desafortunadamente no hemos estado a la altura de los compromisos y problemas que se nos han presentado. El nacimiento del señor es una magnífica oportunidad para evidenciar nuestro amor al prójimo, el ejercicio de la caridad cristiana, el compartir con he necesitado, el momento de perdonar y de ser perdonados, el momento de la reflexión positiva, el propósito de enmienda, el deseo y voluntad de un cambio sincero hacia la mejor, de una transformación interior que nos permita utilizar el discernimiento que Dios nos dio para que efectivamente elijamos y practiquemos la bondad, el altruismo, la solidaridad, el amor al prójimo y el amor a Dios por encima de todas las cosas. Ofrezco mis excusas si he sido desmesurado al momento de expresar lo que siento respecto de esas actitudes que la mayoría asume no solamente en tiempos de Navidad sino en otros verbigracia: la semana mayor o semana santa y todos aquellos días o estaciones o etapas a las cuales se les atribuye una significación especial, bien desde el punto de vista sociológico, político, económico, religioso etc. El corolario de estas reflexiones apunta a concluir que es más importante vivir el momento, la situación, el hecho o la circunstancia, que celebrarlo o festejarlo.

Tengo a bien acompañar este artículo con una presentación multimedia que se refiere precisamente a " VIVIR LA NAVIDAD " y que gentilmente me enviaron mis amigos y amigas cibernautas y que aspiro con todo mi corazón que les alegre el deseo que traduzco en estas reflexiones para que Dios y la virgen madre María les depare una excelente Navidad y que esta evidencie nuestros propósitos de reiterar la bondad que existe en nosotros, todo ello en beneficio de un mejor mundo y de una humanidad más justa, más humana, más equilibrada y más feliz. Finalmente les deseo a todos y toda una feliz Navidad y un año 2008 sobresaturado de bendiciones espirituales y materiales. Amén y amén....

domingo, noviembre 25, 2007

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