"LA PROPIEDAD PRIVADA NO ES CONTRARIA A LA PALABRA DE DIOS”
NOTA EXPLICATIVA DEL CONTENIDO DEL VÍDEO
JUEVES 20 DE MARZO DE 2008, HORA 02 y 15 P. M.
PROF. DR. MERVY ENRIQUE GONZÁLEZ FUENMAYOR...
Generalmente la gente piensa y quizá de muy buena fe, que la propiedad privada es condenada por Jesucristo, la Iglesia Católica y por la propia palabra del Señor. No M. obstante, ello no es cierto, por cuanto en la palabra de Dios existen una innumerable cantidad de citas bíblicas según las cuales Dios nos insta a ser prósperos, a trabajar y ganar el pan con el sudor de nuestra frente y a la vez a hacer las ofrendas según lo que hubiésemos obtenido con nuestro trabajo. El mandamiento de no robarás es el más emblemático verso bíblico que consagra la propiedad privada como una institución que le permite al hombre hacer suyos: cosas, animales, bienes y todo lo que la naturaleza le pueda deparar. Ahora bien , cuando el hombre se apropia de bienes, lo debe hacer no con el propósito de atesorarlos y masajear su ego, sino más bien para utilizarlos en la satisfacción de sus necesidades, las de su familia, y de toda persona que viva bajo su encargo .Debe también usar esos bienes en su redistribución , bien generando empleos ,nuevas industrias y fabricas y pagando salarios justos, bien comprometiéndose a promocionar y desarrollar causas nobles y justas que tiendan a satisfacer igualmente la necesidades de los más desprotegidos , de los enfermos, de los ancianos, de los niños en situación de abandono, del ambiente: en campañas que lo protejan y eviten su contaminación , en fin la riqueza no es para amontonarla o atesorarla, sino más bien para que a través de ella: generar efectos benéficos, productivos y favorables a la sociedad toda. Con ello se cumple la palabra del Señor que nos motiva a que distribuyamos de manera justa lo que tenemos. Hacer el bien, ejercer el altruismo, apartarnos del egoísmo y de todas aquellas actitudes y conductas que nos separan del camino que nos conduce al logro de la aprobación de Dios y por ende de lo más importante que posee el ser humano, más que cualquier tipo de riqueza: su alma, la que gozará de la vida eterna conforme al ciclo vital que desarrolló la persona. Recuerda que quien gana la vida en sentido terrenal, pierde su alma. Ya que lo terrenal, la riqueza, los tesoros etc. son pasajeros y en consecuencia efímeros y sujetos a que el hollín y la polilla lo destruyan. En tanto que como dice san Pablo al vivir la vida terrenal se debe fundamentalmente trabajar pensando siempre en bienes celestiales. Por ello la propiedad privada no está condenada por la palabra del Señor.
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