• LA NOTA CORTA.
• POR PROF. DR. MERVY ENRIQUE GONZÁLEZ FUENMAYOR
• MARACAIBO.ESTADO ZULIA.VENEZUELA.AMERICA DEL SUR.
• DOMINGO 22 DE AGOSTO DE 2008.
• “LA VIDA EN LOS ASCENSORES.”
• Aunque sus espacios son reducidos no dejan de ser curiosas las diferentes escenas, episodios y situaciones que pueden vivirse en un ascensor. Me permitiré en este momento comentar una anécdota que me ocurrió en lo personal. Fue en un día lunes muy temprano en la mañana cuando llegaba a mi oficina. Al ingresar al edificio donde estaba mi despacho de abogados, me detuve frente al ascensor para esperar su llegada y dirigirme al segundo piso del edificio en cuestión. Al abrir sus puertas en el interior del mismo se encontraba una señora de aproximadamente unos 60 años de edad, la cual deduzco venía del sótano. Una vez que ingresé al ascensor, tal y como aconsejan las reglas de la convivencia humana, expresé en voz alta: "buenos días". Mi sorpresa fue mayúscula cuando la referida dama en tono agresivo y con un y rictus en su cara, ripostó: "quisiera saber que tienen de buenos". Ante esa actitud, no me quedó más remedio que permanecer callado meditando sobre el malhumor que acompaña a algunas personas durante toda su vida. También pensé que los seres humanos son los únicos seres capaces de buscar su propia infelicidad o de crear las condiciones para que ésa infelicidad aparezca y nos haga de cuadritos nuestra vida.
• En otro oportunidad por esas contingencias que suelen ocurrir en las ciudades y en la vida cotidiana, me tocó vivir - - - no fue solamente esa la única oportunidad, en la cual quedé encerrado en un ascensor - - - tuve que vivir la experiencia amarga de quedar atrapado en un ascensor en compañía de varias personas integradas por hombres y mujeres. Al inicio de aquel forzoso encierro, todo marchó excelentemente bien, pero pasados algunos quince minutos, una de esas personas comenzó a maldecir, a lanzar "sapos y culebras" por su boca (expresión que usamos en Latinoamérica para referimos a la situación en la cual una persona comienza a vociferar palabras altisonantes, pasadas de tono, soeces etc.) y dar muestras de que el miedo iba cobrando fuerza en ella. Ninguno de nosotros o por lo menos yo llegué a pensar que esa persona que aparentemente lucía tan elegante y sobria, tan educada y amable, fuese capaz de ser tan grosera, tan mal hablada y ejemplo de persona carente de la más mínima formación educativa. Luego otra persona se unió al coro de ésta última y entonces se armó el relajo de padre y señor mío, ya que de un lado estaban quienes vociferaban, maldecían, protestaban e incluso amenazaban con romper las puertas del ascensor, y del otro lado se agrupaban las que yo llamo personas pacientes y que saben responder con la paciencia y calma debidas frente a una urgencia o emergencia. Afortunadamente no se presentó ninguna discusión grave, por lo que la gritería de los alzados continuó y el silencio pacientes se conservó, hasta que los bomberos hicieron acto de presencia para solucionar la situación problemática presentada.
• Otros casos refieren el trato que predomina en el mundo los ascensores y que algunas veces pendulan desde aquellos que ni siquiera dan los buenos días, o las horas del día, hasta aquellos que recibiéndolas de otros, ofrecen por respuesta el silencio o un gesto de agresividad, malhumor o desaprobación. En la otra vertiente están los demasiado amables, que no se conforman con saludar cortésmente, sino que pretenden armar todo un show, o un juego o prácticamente montar en escena una comedia, una novela o episodio de alguna película reciente que se esté proyectando en las carteleras de la ciudad. De todo hoy en la viña del señor. La pregunta es ¿Como debemos actuar cuando ingresemos a algún ascensor? ¿Como debemos responder ante el cortes saludo de nuestro interlocutor? ¿Qué debemos hacer cuando nuestro compañero de ascensor sea una persona neurasténica o excesivamente melosa? Las respuestas a estas interrogantes no son fáciles y seguro dependerán de nuestra educación, de nuestros principios, pero fundamentalmente del estado de ánimo no de nosotros ---- si estamos debidamente preparados y educados para interrelacionarnos con los demás ---- si no de los otros, quienes en definitiva son los encargados de poner o no poner la torta. Finalmente deseo a todos mis lectores una permanencia feliz y grata cuando les toque abordar y permanecer en el mundo de los ascensores.
• ETIQUETAS: Ascensor, neurasténicas, rictus, desaprobación, forzoso, show.
domingo, agosto 24, 2008
ARTÍCULO LA NOTA CORTA " LA VIDA EN LOS ASCENSORES "
Etiquetas:
culebras,
relajo,
sapos,
viciferación
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