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“LAS SOCIEDADES ACCIDENTALES RESULTAN DIFICILES DE SER ENJUICIABLES”.MEGF. LUNES 09 DE MAYO DE 2011.
LA NOTA CORTA. “NUESTRAS MALAS ACCIONES SUFRIRÁN LAS CONSECUENCIAS EQUIVALENTES A ELLAS”.
POR PROF.DR.MERVY ENRIQUE GONZÁLEZ FUENMAYOR.www.mervyster@gmail.com
MARACAIBO-ESTADO ZULIA-RÉPUBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA-AMÉRICA DEL SUR.
REDACTADA Y PUBLICADA EN LA RED: MARACAIBO LUNES 09 DE MAYO DE 2011.
Para un sector muy grande de creyentes existe una evidente y gran contradicción entre lo que implica el poder celestial del Dios Padre Creador y la misericordia que El mismo consagra y subsume. A ello habrá que salirle al frente para aseverar de manera categórica, contundente y precisa, y afirmar por el contrario, que no hay contradicción alguna, ni mucho menos la concepción de un Dios castigador, pendiente de cualquier error que comentamos para reprendernos, hacernos sufrir y lanzarnos al lago del azufre. Esta es precisamente la doctrina de la mayor parte de los hermanos separados, quienes pretenden establecer la fe, la creencia y el amor a y/o de Dios por la interposición o formulación del miedo, del temor, del pánico a ese “poder castigador” de nuestro buen Dios. En el Libro del Eclesiástico, nos encontramos con los fragmentos que a continuación transcribiremos y que se refieren a las sanciones a la que son sometidos los hombres responsables de acciones contrarias a la palabra y enseñanzas de Dios así como a las leyes terrenales. Esto no debe de ninguna manera reducir ni debilitar nuestra fe en el amor, en el perdón y en la misericordia de Dios. Recuérdese que Jesucristo nos trajo un nuevo mandamiento, que El mismo denominó el mandamiento del amor y que de la misma forma dijo muy claro, que El no vino a sustituir la ley mosaica, la ley que le fue entregada por Yahvé al propio Moisés, adicionando que "quien viva en la ley , por la ley morirá". Esto, naturalmente debe interpretarse como lo que realmente es: la versión mejorada, ampliada y amorosa, del pacto de la nueva alianza, esto es, la aparición del Nuevo Testamento en contraposición al Viejo Testamento. De allí que por el sacrificio efectuado por Jesús él Hijo de Dios, todos somos sanados, salvos y coherederos de la promesa de la vida eterna, del acceso a las mansiones celestial y de la misericordia, la caridad, la piedad y el perdón de todas nuestras faltas.
Ahora bien ¿Podrán nuestras acciones quedar impunes? ¿Estamos facultados para hacer el mal y aún así no ser sancionados por ello? ¿Dios que es misericordioso, pero también justo, no podrá imponer las sanciones equivalentes a nuestras acciones? Resulta de una meridiana claridad que nuestras malas acciones deben ser reprendidas y que las mismas no pueden estar revestidas de impunidad. Lo que ocurre es que siendo el perdón uno de los elementos fundamentales de la predicación y doctrina de nuestro Señor Jesucristo, resulta obvio que nuestras faltas van a ser perdonadas hasta 70 veces siete, pero y sin embargo, debemos purgar y hasta cierto punto , sufrir las sanciones y consecuencias de nuestros malévolos actos, de nuestros pecados y faltas. De allí la existencia del purgatorio, que es un lugar en el cual lavamos las vestiduras del pecado, de nuestras faltas, acciones, omisiones y de toda conducta reñida con la palabra de Dios, con sus enseñanzas; de esos comportamientos contrarios a la moral, a las buenas costumbres, a las leyes terrenales etc. Entonces ¿Qué duda cabe de la necesidad, para nuestro bien, de la imposición de responsabilidades y sanciones por parte de Dios , en atención , a nuestra incorrecta, inadecuada y violatoria conducta y actitudes que muestran las intachables, éticas y decentes criaturas del Señor. Por ello se equivocan quienes piensan que por ser cristianos, que por ser bautizados y por creer en Dios, ya están libres y exentos de cualquier responsabilidad por sus malos procederes. Lo cierto es que potencialmente ganamos el perdón, la vida eterna y la entrada al reino de los cielos. Pero en virtud del libre albedrío que Dios nos otorgó, ya estos privilegios estarían en función de nuestras actitudes, de nuestros actos, de nuestro comportamiento y conducta frente a los mandatos, preceptos, enseñanzas y el contenido de las enseñanzas obtenidas por la santa Biblia que no son más que las que expresaron y difundieron los profetas así como la predicación de nuestro buen Jesús y la de sus discípulos o apóstoles, del mismo modo que el magisterio ejercido por nuestra Santa Madre Iglesia Católica, Apostólica y Romana.
Los razonamientos o reflexiones anteriores nos conducen a llevar una vida en reconciliación absoluta con Dios, procurando ajustar nuestras actitudes y conductas a sus enseñanzas y preceptos. Ninguno de nosotros está eximido de caer en el pecado y en las maniobras del padre de la mentira. De allí que debemos reforzar nuestra fe, nuestras creencias, y una de las maneras de lograr esto, es permanecer en continua oración y comunicación con Dios, someternos a su dirección, a su control, a dejarnos conducir de su mano por las diferentes sendas y caminos que nos tocará recorrer en nuestra vida. Al ejercer nuestro albedrío debemos imperativamente recurrir al Espíritu Santo, para que nos ofrezca entendimiento, sabiduría y discernimiento para poder pensar, a obrar y actuar según sus santos designios irrefutable e incuestionable voluntad. Nuestras obras y nuestras acciones serán calificadas en el juicio que nos toque enfrentar.Y es más que lógico pensar que si las mismas no son buenas, no están ajustadas a la verdad, a la justicia, a la misericordia, al perdón, al amor, la solidaridad y a todos aquellos valores que representan la doctrina sálvifica de Jesús, nos expondremos a severas responsabilidades y sanciones que nos harán pasar momentos muy amargos, no sólo en nuestra existencia material o terrenal, sino también en la que tengamos después de nuestra muerte. Entonces a vivir como un buen cristiano, practicando la verdad, la bondad y un profundo amor por Dios, lo que nos conducirá a caminar por sus veredas y a ser un buen generador de obras buenas. A los efectos ilustrativos transcribo de inmediato, algunos fragmentos del Libro del Eclesiástico, que revelan la aplicación por parte de Dios de sanciones estrictas a quienes desafían y retan su poder.
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“LAS SOCIEDADES ACCIDENTALES RESULTAN DIFICILES DE SER ENJUICIABLES”.MEGF. LUNES 09 DE MAYO DE 2011.
5 “Mis ojos han visto muchas cosas semejantes y cosas peores aún escucharon mis oídos.
6 En la reunión de los pecadores arde el fuego y contra la nación rebelde se enciende la ira.
7 El Señor no perdonó a los antiguos gigantes que se rebelaron con toda su fuerza.
8 No dejó sin castigo a la ciudad donde vivía Lot, a los que abominaba a causa de su orgullo.
9 No se apiadó de la nación condenada al exterminio, de los que fueron expulsados a causa de sus pecados.
10 Así trata también a los seiscientos mil soldados que se amotinaron por la dureza de su corazón.
11 Aunque fuera uno solo el hombre obstinado,sería un milagro que quedara impune,
porque en él está la misericordia, pero también la ira,es tan fuerte para el perdón como pródigo para la ira.
12 Tan grande como su misericordia es su reprobación: él juzga a cada uno según sus obras.
13 El pecador no escapará con su presani será defraudada la constancia de los buenos.
14 Él tiene en cuenta cada limosna y cada uno recibirá conforme a sus obras”. (Fragmentos del Libro del Eclesiástico, capítulo 16. Tomado del sitio catholic.net)
Para citar este artículo: si se tratase del caso ejemplificado:
GONZÁLEZ FUENMAYOR, Mervy Enrique .El Ejercicio del Principio Inquisitivo: ¿Ofrenda a la Ética o a la Justicia? Maracaibo, Venezuela La Universidad del Zulia. 28-Enero-2009. Disponible en:
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