domingo, enero 24, 2010
ARTÍCULO. “ALGUNOS APUNTES SOBRE LA AVARICIA”
IMAGEN:LA AVARICIA CAMINO SEGURO AL INFIERNO...
"LA HISTORIA ES EL ESPEJO FIEL QUE RETRATA AL HOMBRE QUE PRACTICA LA AVARICIA,COMO UN SER DESPRECIABLE,INDOLENTE,APÁTICO,ENEMIGO DE LA SOLIDARIDAD,DE LA PIEDAD, DE LA MISERICORDIA,DE LA CARIDAD,PERO FUNDAMENTALMENTE,UN INDIVIDUO ALEJADO DE DIOS,Y PROXIMO A PERDER SU ALMA".MEGF.(DOMINGO 24 DE ENERO DE 2010).
ARTÍCULO. “ALGUNOS APUNTES SOBRE LA AVARICIA”
POR PROF. DR. MERVY ENRIQUE GONZÁLEZ FUENMAYOR.
MARACAIBO-ESTADO ZULIA-REPÚBLICA DE VENEZUELA-AMÉRICA DEL SUR.
REDACTADO Y PUBLICADO EN LA RED: DOMINGO 24 DE ENERO DE 2010.
La Avaricia.
¿Quién no ha oído hablar en alguna que otra ocasión que “la avaricia rompe el saco”?. No nos damos cuenta, pero en muchas ocasiones –quizá en más de las que deseamos-, esta palabra nos aparece en nuestras vidas como símbolo de que la situación económica (y personal) de uno mismo puede ir extremadamente bien o mal; las ansias de acumular bienes (materiales o no) sin motivo o necesidad aparente hacen que tengamos una contradicción más que curiosa –y, por qué no decirlo, injusta-: ¿para qué sirve acumular bienes y no utilizarlos cuando la gran mayoría necesita esos bienes y se encuentra abandonada a su suerte?.
La avaricia, término que indica esta contradicción, viene del término avaritiam, y éste, a su vez, del verbo latino avere, que significa “desear algo con ansia”. “Avaricia”, pues, implica padecer un afán desordenado de poseer y adquirir riquezas y/o bienes para atesorarlos; a diferencia de la gula, como vimos en el capítulo anterior, no existen referencias sólidas de este trastorno en el mundo latino (aunque se reflejarán, como veremos, a modo de influencia en obras posteriores), pero sí en la mitología griega. La referencia es de postín: uno de los primeros personajes en padecer la avaricia fue Midas, el rey de la región de Frigia, a quien Dioniso le concedió lo que quisiera; Midas, como sabemos, fue célebre por tener la cualidad de convertir en oro todo lo que tocaba. La ambición, sin embargo, hizo que hasta el agua y su propia comida se convirtieran también en dicho metal, lo que le condujo a su desgracia.
La avaricia, en la antigüedad, era vista como un vicio en sociedades en las que el ahorro era una virtud. Había que distinguir a la persona ahorrativa, que tenía conciencia de sus obligaciones familiares del manirroto. El avaro era el que llevaba el ahorro a situaciones grotescas. No atendía bien ni a sus seres queridos, ni a sí mismo. Lo único que le interesaba era acumular un capital que no se utilizaba para nada. Lo característico del avaro es que esteriliza el dinero, que en lugar de estar en movimiento queda paralizado. Así convierte un elemento fluido y útil en algo totalmente inservible.
La avaricia, además, ha inspirado magníficas obras, como por ejemplo “El avaro” de Molière, una ácida comedia inspirada en la obra de Plauto “Aulularia”, o “La comedia de la olla”. Allí retrató la esencia de un hombre capaz de vender su alma por dinero. La obra muestra una viva pintura de la avaricia, con la más alta comicidad y el más fino sentido satírico. El autor se apoya en el sentido común, acepta al mundo con franqueza y procura mostrar que los excesos en todo género son fatales para la vida social normal.
Una de las historias más polémicas respecto de este tema fue el enfrentamiento de Felipe el Hermoso, rey de Francia, con la orden de los Templarios. Estos caballeros comenzaron como un pequeño grupo militar en Jerusalén, cuyo objetivo era proteger a los peregrinos que visitaban Palestina luego de la Primera Cruzada. Con el correr de los años lograron concretar un sistema de envío de dinero y suministros desde Europa a Palestina. Desarrollaron un eficiente método bancario con el que se ganaron la confianza de la nobleza y los reyes. Así erigieron una enorme fortuna y quedaron rodeados de deudores en muchos casos quebrados y sin posibilidad de devolver lo que habían pedido. Pero en 1307 uno de sus deudores, Felipe IV el Hermoso de Francia, junto con el Papa Clemente V, se confabularon y detuvieron al gran maestre francés, Jacques de Molay y a sus principales lugartenientes, todos acusados de sacrílegos y de mantener relaciones con Satanás. La mayoría de los apresados fueron quemados en la hoguera bajo tortura; poco después, el Papa suprimió la orden templaria y sus propiedades fueron asignadas a sus principales rivales, los Caballeros Hospitalarios, aunque la mayor parte quedó en manos del rey francés y de su colega inglés, Eduardo II.
En este caso en lugar de liquidar la deuda, los deudores decidieron liquidar a los acreedores. Allí hubo una pugna de poder y dinero.
Los budistas, por otro lado, creen que la codicia está basada en una errada conexión material con la felicidad; esto es causado por una perspectiva que exagera los aspectos de un objeto.
Las codicias individuales son frecuentemente tildadas de ser dañinas para la sociedad puesto que sus motivos tienden a despreciar la felicidad de otros: si una persona está a punto de mejorar su riqueza, otra, en consecuencia, la pierde (asumiendo, por supuesto, que la economía de mercado es un juego de suma cero). Sin embargo, la codicia ha sido más aceptada (y la palabra ya es menos frecuente) en la cultura occidental, donde el deseo de acumular riquezas es una parte importante del capitalismo y del consumismo, lo cual no significa que sea algo que se considere bien visto: todo lo contrario. Cada vez hay más personas avaras, avarientas o avariciosas que actúan avariciosamente o avaramente para avariciar los bienes antes conseguidos.
A la avaricia se le considera pecado capital porque a través de la ganancia o tenencia se cometen muchos otros pecados. Se teme que a menudo se esconda como una virtud o se insinúe bajo el pretexto de ahorrar para el futuro. Cuando la avaricia se convierte en un incentivo para no justificar la conservación y retención de la riqueza, se le considera pecado grave; sin embargo, cuando denota simplemente el deseo de riqueza o placer, comúnmente no es pecado grave. Pero son innegables dos consecuencias directas: una de ellas, como diría el filósofo Fernando Sabater, es que “dar al dinero más importancia de la que tiene, convirtiéndolo en un fin en sí mismo es lo que distingue la avaricia del ahorro. Así, el avaro pierde de vista toda relación humana porque no reconoce que en cada intercambio reside algo muy profundo: la sociabilidad.” La otra, como diría Juvenal, es mucho más evidente, a la vez que dolorosa: “Es una gran locura el vivir pobre para morir rico”.( Fuente:www.proyectosalonhogar.com)
POSICIÓN DE LA SANTA IGLESIA CATÓLICA RESPECTO A LOS SIETE PECADOS CAPITALES, INCLUYENDO A LA AVARICIA.
Los pecados o vicios capitales son aquellos a los que la naturaleza humana caída está principalmente inclinada. Es por eso muy importante para todo el que desee avanzar en la santidad aprender a detectar estas tendencias en su propio corazón y examinarse sobre estos pecados.
Los pecados capitales son enumerados por Santo Tomás (I-II:84:4) como siete:
• Orgullo
• Avaricia
• Gula
• Lujuria
• Pereza
• Envidia
• Ira.
San Buenaventura (Brevil., III,ix) enumera los mismos. El número siete fue dado por San Gregorio el Grande (Lib. mor. in Job. XXXI, xvii), y se mantuvo por la mayoría de los teólogos de la Edad Media. Escritores anteriores enumeraban 8 pecados capitales: San Cipriano (De mort., iv); Cassian (De instit. cænob., v, coll. 5, de octo principalibus vitiis); Columbanus ("Instr. de octo vitiis princip." in "Bibl. max. vet. patr.", XII, 23); Alcuin (De virtut. et vitiis, xxvii y sgtes.)
El término "capital" no se refiere a la magnitud del pecado sino a que da origen a muchos otros pecados. De acuerdo a Santo Tomás (II-II:153:4) “un vicio capital es aquel que tiene un fin excesivamente deseable de manera tal que en su deseo, un hombre comete muchos pecados todos los cuales se dice son originados en aquel vicio como su fuente principal”.
Lo que se desea o se rechaza en los pecados capitales puede ser material o espiritual, real o imaginario.
1. Soberbia u Orgullo
Consiste en una estima de sí mismo, o amor propio indebido, que busca la atención y el honor y se pone uno en antagonismo con Dios (Catecismo Iglesia Católica 1866)
Virtud a vencer:
Humildad
La virtud moral por la que el hombre reconoce que de si mismo solo tiene la nada y el pecado. Todo es un don de Dios de quien todos dependemos y a quien se debe toda la gloria. El hombre humilde no aspira a la grandeza personal que el mundo admira porque ha descubierto que ser hijo de Dios es un valor muy superior. Va tras otros tesoros. No está en competencia. Se ve a sí mismo y al prójimo ante Dios. Es así libre para estimar y dedicarse al amor y al servicio.
La humildad no solo se opone al orgullo sino también a la auto abyección (auto humillación) en la que se dejaría de reconocer los dones de Dios y la responsabilidad de ejercitarlos según su voluntad.
2. La Avaricia
Inclinación o deseo desordenado de placeres o de posesiones. Es uno de los pecados capitales, está prohibido por el noveno y décimo mandamiento. (CIC 2514, 2534)
Virtud a vencer:
Generosidad
Dar con gusto de lo propio a los pobres y los que necesiten.
3. La Lujuria
El deseo desordenado por el placer sexual. Los deseos y actos son desordenados cuando no se conforman al propósito divino, el cual es propiciar el amor mutuo de entre los esposos y favorecer la procreación.
Es un pecado contra el Sexto Mandamiento y es una ofensa contra la virtud de la castidad.
Como vencer la lujuria:
Dios bendijo al hombre y a la mujer con atracción mutua. Mientras ambos viven bajo el amor de Dios, sus corazones buscan el amor divino que es ordenado hacia darse buscando ante todo el bien del otro. El placer entonces es algo bueno pero muy inferior. En comunión con Dios se ama verdaderamente y se respeta a la otra persona como hijo o hija de Dios y no se le tiene como objeto de placer. En el orden de Dios se puede reconocer la necesidad de la castidad para que el amor sea protegido. Es necesario entonces conocer y obedecer el sentido que Dios ha dado a la sexualidad.
Pero el pecado desordenó la atracción entre hombre y mujer de manera que el deseo carnal tiende a separarse de propósito divino y a dominar la mente y el corazón. La lujuria crece cuanto mas nos buscamos a nosotros mismos y nos olvidamos de Dios. De esta manera lo inferior (el deseo carnal) domina a lo superior (el corazón que fue creado para amar). Cuando la lujuria no se rechaza con diligencia, el sujeto cae presa de sus propios deseos que terminan por dominarle y envilecerle.
La lujuria se vence cuando guardamos la mente pura (lo cual requiere guardarse de miradas, revistas, etc. que incitan a la lujuria) y dedicamos toda nuestra energía a servir a Dios y al prójimo según nuestra vocación. Si nos tomamos en serio nuestra vida en Cristo podremos comprender el gravísimo daño que la lujuria ocasiona y, aunque seamos tentados estaremos dispuestos a luchar y sufrir para liberarnos. Un ejemplo es San Francisco, quien al ser tentado con lujuria se arrojó a unos espinos. Así logró vencer la tentación.
Virtud a vencer:
Castidad
Es la virtud que gobierna y modera el deseo del placer sexual según los principios de la fe y la razón. Por la castidad la persona adquiere dominio de su sexualidad y es capaz de integrarla en una sana personalidad, en la que el amor de Dios reina sobre todo.
4. La Ira
El sentido emocional de desagrado y, generalmente, antagonismo, suscitado por un daño real o aparente. La ira puede llegar a ser pasional cuando las emociones se excitan fuertemente.
Virtud a vencer:
Paciencia
Sufrir con paz y serenidad todas las adversidades.
"Si buscas un ejemplo de paciencia encontrarás el mejor de ellos en la cruz. Dos cosas son las que nos dan la medida de la paciencia: sufrir pacientemente grandes males, o sufrir, sin rehuirlos, males que podrían evitarse. Ahora bien, Cristo en la cruz sufrió grandes males y los soportó pacientemente, ya que en su pasión "no profería amenazas; como cordero llevado al matadero, enmudecía y no abría la boca" (Hch 8,32). Grande fue la paciencia de Cristo en la cruz: "Corramos en la carrera que nos toca, sin retirarnos, fijos los ojos en el que inició y completa nuestra fe: Jesús, que, renunciando al gozo inmediato, soportó la cruz, despreciando la ignominia" (Heb 12,2). -Santo Tomás de Aquino. Exposición sobre el Credo.
5. La Gula
Es el deseo desordenado por el placer conectado con la comida o la bebida. Este deseo puede ser pecaminoso de varias formas:
1- Comer o beber muy en exceso de lo que el cuerpo necesita.
2- Cortejar el gusto por cierta clase de comida a sabiendas que va en detrimento de la salud.
3- Consentir el apetito por comidas o bebidas costosas, especialmente cuando una dieta lujosa está fuera del alcance económico
4- Comer o beber vorazmente dándole mas atención a la comida que a los que nos acompañan.
5- Consumir bebidas alcohólicas hasta el punto de perder control total de la razón. La intoxicación injustificada que termina en una completa pérdida de la razón es un pecado mortal.
Virtud a vencer:
Templanza
Moderación en el comer y en el beber. Es una de las virtudes. Vence al pecado capital de gula.
La virtud de la templanza conduce a evitar toda clase de exceso, el abuso de la comida, del alcohol, del tabaco y de las medicinas. Quienes en estado de embriaguez, o por afición inmoderada de velocidad, ponen en peligro la seguridad de los demás y la suya propia en las carreteras, en el mar o en el aire, se hacen gravemente culpables (CIC 2290).
6. La Envidia
Rencor o tristeza por la buena fortuna de alguien, junto con el deseo desordenado de poseerla. Es uno de los siete pecados capitales. Se opone al décimo mandamiento. (CIC 2539)
Virtud a vencer:
Caridad
La tercera y principal de las Virtudes Teologales. La caridad es el amor de Dios habitando en el corazón.
7. La Pereza
Falta culpable de esfuerzo fisico o espiritual; acedia, ociosidad. Es uno de los pecados capitales. (CIC 1866, 2094, 2733)
Virtud a vencer:
Diligencia
Prontitud de ánimo para obrar el bien.
La avaricia es uno de los caminos mas oropelescos que el maligno le brinda a los seres humanos para apoderarse del bien mas preciado con el cual El lo dotó: SU ALMA INMORTAL .Así pues a vivir conforme a la ley de Dios y a utilizar los talentos que Dios nos concedió en beneficio del reino de Dios, de la humanidad y del prójimo.
IMAGEN:LA AVARICIA CAMINO SEGURO AL INFIERNO...
"LA HISTORIA ES EL ESPEJO FIEL QUE RETRATA AL HOMBRE QUE PRACTICA LA AVARICIA,COMO UN SER DESPRECIABLE,INDOLENTE,APÁTICO,ENEMIGO DE LA SOLIDARIDAD,DE LA PIEDAD, DE LA MISERICORDIA,DE LA CARIDAD,PERO FUNDAMENTALMENTE,UN INDIVIDUO ALEJADO DE DIOS,Y PROXIMO A PERDER SU ALMA".MEGF.(DOMINGO 24 DE ENERO DE 2010).
Para citar este artículo: si se tratase del caso ejemplificado
GONZÁLEZ FUENMAYOR, Mervy Enrique .El Ejercicio del Principio Inquisitivo: ¿Ofrenda a la Ética o a la Justicia?. Maracaibo, Venezuela La Universidad del Zulia. 28-Enero-2009. Disponible en: http://www.inemegf.blogspot.com)
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