“TUVE UN DÍA DIFÍCIL."
POR PROF. DR. MERVY YENRIQUE GONZÁLEZ FUENMAYOR
MARACAIBO ESTADO ZULIA REPÚBLICA DE VENEZUELA AMÉRICA DEL SUR.
IMPRESA EN FECHA MIÉRCOLES 11 DE JUNIO DE 2008. HORA: 9:40 P.M..
Este día miércoles 11 de junio de 2008, cuando discurren las 9:30 minutos de la noche y a punto ya de ingresar a mi lecho, hago una retrospectiva de este día, someto a la balanza mis quehaceres y obligaciones cumplidas y aún aquellas que no pude cumplir; frente al monitor de mi equipo de computación y teniendo por frontis unas preciosas y pequeñas imágenes del Jesús crucificado, de la Rosa mística, de las tres divinas personas, me doy cuenta por enésima vez que los afanes de esta vida sólo tienen una función o yo diría dos: agobiarnos por el cansancio que nos dejaron y la satisfacción del deber cumplido o la insatisfacción de no haber cumplido con todas las cosas que proyectamos para este día. Pero cualquiera que sea la interpretación de esos afanes, lo común, lo corriente, la interpretación más generalizada tiene que ver con la expresión que sirve de título a esta reflexión: "Hoy he tenido un día muy difícil". Es muy bueno para nuestro espíritu sentirnos así cada cierto tiempo. Es provechosamente favorable el quebrantamiento de nuestro espíritu. Los teólogos, los hombres piadosos, aquellos que viven una vida de eterno servicio al señor, aquellos que le han entregado todo su existencia, esfuerzo y tesón a la difusión de la palabra del señor y a transitar por la vida como otro testigo autentico más de Jesucristo, han escrito y muestran con su ejemplo que de cuando en cuando, es necesario que suframos hasta el agotamiento o cansancio con ocasión del ciclo vital o de la vida que nos ha tocado vivir. Ello es rigurosamente cierto. Cuando experimentamos esta terrible sensación de inagotable cansancio y agobio, como producto del largo día que nos tocó vivir, también el de experimentar la dulce sensación de estar vivo, de estar cumpliendo ---o por lo menos tratar ----, las obligaciones del día dia , los deberes que la vida nos ha impuesto y que Dios ha permitido que preexistan para que no olvidemos jamás que siempre, mientras logremos el camino de la santidad plena, el premio o recompensa a la cual se refería san Pablo, "degustaremos el plato fuerte de la inconsecuencia, del dolor, de la tristeza, del cansancio, del agobio, de la ingratitud, de la injusticia así como de la indolencia y de otras situaciones que seguramente nos atormentarán”. Es una mixtura de emociones: por un lado el fardo de las responsabilidades sobre nuestros hombros con el agregado de nuestra voluntad para cumplirlas lo más fielmente y humanamente que podamos. Por otro lado "el abandono” que ---- aunque parezca mentira---- comúnmente también experimentamos por parte de nuestro señor, está sensación de que estamos solos, de que no hay nadie nuestro alrededor, de que todo lo hemos hecho sin ayuda de nadie, esas emociones que nos vinculan al aislamiento, al ostracismo, a la soledad, a la creencia de que nadie va venir en nuestra ayuda, de que nadie va a orientarnos y conducíamos por sendas de luz, claridad, transparencia, justicia y verdad. " Tuve un día difícil" también es expresar lo que particularmente yo he llamado "bajones de fe ", " disminución del fluido divino de la fe", " enfriamiento de nuestra relación con Dios " .Todas estas reflexiones apuntan a concluir que no estamos exentos de tener pequeñas rodadas y caídas, tal y como le puede ocurrir a un jinete de caballos purasangre, el cual no obstante su experiencia y capacidad para conducirlos ,en algunas ocasiones le toca vivir esas caídas o esas rodadas incluso en carreras importantes para su promedio y para su trayectoria. Amigos y amigas que grande es Dios, que permite " tener un mal día" para sacar de allí gratas experiencias, grandes verdades, grandes enseñanzas y un re fortalecido amor mutuo. Gracias señor porque gracias a ese mal día me he reencontrado contigo, al reconocer que mi fe ha bajado y que mi confianza en ti también esa disminución , me permite reconocer la grandiosidad de tu poder, de tu amor así como de tu perdón y de ese apoyo que eternamente nos concedes, sobre todo en estos momentos de congoja, tristeza y desolación . Señor Jesús en este día que hoy muere para darle paso al nacimiento de otro que tendrá seguramente sus propios afanes, su esperanzas, sueños fallidos y realidades para concretar; elevo a ti mi más dulce y grande oración para agradecerte infinitamente el amor que nos das, la misericordia y paz con la cual velas nuestros sueños y acompañas nuestras vigilias y trabajos. Gracias Jesús porque tu eres la roca en la que me afinco, el néctar que saboreo después de un triunfo o una derrota, el alimento espiritual que suprime toda ansia de comer, el agua bendita que sacia todo sed, la luz que permite iluminar el campo oscuro que a veces me cubre, la nota musical delicada que permite el éxtasis de mi existencia. Tu eres, fuiste y serás… por los siglos de los siglos. Por ello y con la intercesión de tu madre y nuestra madre la virgen María rogamos para que nunca nos apartemos de tu camino, cualquiera que sea nuestro día aunque este sea difícil . Amén y amén....
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