miércoles, junio 25, 2008

VÍDEOS REFLEXIVOS: “CRÍTICOS MALVADOS”

Por: Prof. Dr. Mervy Enrique González Fuenmayor
Grabado en viernes 13 de junio de 2008-06-25
Maracaibo, Estado Zulia, República de Venezuela, América del Sur.

La crítica, siempre que se haga de manera constructiva, es un mecanismo de gran pertinencia y de mucha eficacia para producir cambios, modificaciones y transformaciones en la conducta y actitudes del ser humano. Cuando esta crítica es destructiva su efecto es más nocivo que la propia conducta o actitud del ser humano a quien se le dirige. La crítica malvada se traduce primeramente en el desconocimiento de la dignidad humana, así como en el desconocimiento de la debilidad en la cual solemos incurrir cuando no actuamos de manera correcta, ni ética ni moral. El crítico malvado hace tabla rasa de esta verdad y arrolla con sus epítetos, cizaña y malquisto a quien se haya equivocado, a quien haya pecado o haya cometido errores, o por lo menos que presuma ese crítico malvado que los ha cometido. A este tipo de personas se refirió el Maestro Jesús y los calificó como “raza de víboras”, en atención a que son capaces de destruir en segundos lo que ha costado construir siglos. En su época se paseaban por las plazas alardeando de ser gente bondadosa, creyente en Dios y ejemplos de su sociedad. Alardeaban de su amor a Dios, el cual, como apuntó Jesús, se trataba de un falso y mentiroso amor, ya que lo profesaban con su boca, pero lo negaban con sus acciones, por lo cual Jesús concluyó que Dios no estaba en sus corazones. Hoy, dos mil años después, el crítico malvado ya no usa el ropaje de la época de Jesús, ni usa túnica. ni sayal, ni sandalia, ni turbante, ni su ropa interior es tan alargada como sus piernas. Hoy visten de cuello y corbata, de paltó y de frac, sin embargo siguen actuando igual. La clarinada es para que cambiemos, para que nos transformemos y asumamos actitudes conformes a la palabra de Dios. Este cambio solamente es posible si dejamos entrar en nuestra vida a nuestro Dios, al Señor Jesús. Al permitirle que Jesús conduzca y tome control sobre nuestras vidas, habremos allanado el camino que nos conducirá a la construcción del hombre nuevo que hablaba San Pablo, y nos mantendrá en el firme camino de la construcción de la civilización del amor y de la difusión del evangelio. Gracias, Señor Jesús, por permitirnos contribuir con estos planteamientos. Tuya es la gloria, tuyo el poder y tuyo es el Reino. Amén y Amén…

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