jueves, agosto 20, 2009
ORACIÓN."LA ALABANZA A DIOS ES LA RAZÓN DE MI VIDA"
ORACIÓN."LA ALABANZA A DIOS ES LA RAZÓN DE MI VIDA"
POR PROF. DR. MERVY ENRIQUE GONZÁLEZ FUENMAYOR
MARACAIBO.ESTADO ZULIA.REPÚBLICA DE VENEZUELA.AMÉRICA DEL SUR
REDACTADA Y PUBLICADA EN LA RED JUEVES 20 AGOSTO DE 2009.
O R A C I Ó N
Bendeciré al Señor en todo tiempo, su alabanza estará siempre en mis labios. Mi alma se gloría en el Señor: que lo oigan los humildes y se alegren. Glorifiquen conmigo al Señor, alabemos su Nombre todos juntos. Busqué al Señor: él me respondió y me libró de todos mis temores. Miren hacia él y quedarán resplandecientes, y sus rostros no se avergonzarán. Este pobre hombre invocó al Señor: él lo escuchó y lo salvó de sus angustias. El Ángel del Señor acampa en torno de sus fieles, y los libra. ¡Gusten y vean qué bueno es el Señor! ¡Felices los que en él se refugian! Teman al Señor, todos sus santos, porque nada faltará a los que lo temen. Los ricos se empobrecen y sufren hambre, pero los que buscan al Señor no carecen de nada. Amen y amen… (Fragmentos del libro de los Salmos, capítulo 34)
C O M E N T A R I O
(APLICACIÓN A NUESTRA VIDA)
La complacencia, el bienestar, y la paz espiritual que se siente cuando platicamos con Dios, son sencillamente indefinibles. La oración es un instrumento eficaz para la alabanza y gloriar del Señor. La oración de alabanza es una de las que mas le agrada al Señor. Por ello no debemos desperdiciar la gran oportunidad que tenemos de estar en su presencia para glorificarle, bendecirle, hacerle saber que le amamos incondicional e infinitamente. Pero este sentimiento, este gran afecto que le profesamos a Dios no debe quedarse en el silente espacio de nuestra interioridad, de nuestro mutismo. Traduzcamos este amor celestial, espiritual y divino, en actos objetivos de fe. No basta con decir Señor yo te amo, Señor tu vives en mi, tu conduces y controlas mi vida. No, es imperativo que nuestras palabras, nuestros sentimientos, nuestros vayan aparejados con hechos, con obras, con conductas, que evidencien nuestro amor, sumisión, y disposición de seguir a Jesús, de cumplir los mandamientos de Dios .En este aspecto, el apóstol Santiago nos recuerda que la fe sin obras es una fe muerta. Cuando invocamos a Dios, hagámoslo primeramente, alabando su amor hacia nosotros, su infinita misericordia, su ilimitado perdón y su protección Se ha de utilizar el recurso de la oración de manera cotidiana, consuetudinaria, e incluir mayoristamente en su contenido mayor alabanza, gloria y amor a nuestro Dios, y reducir a su mínima expresión nuestros reclamos, nuestras quejas, nuestras carencias, el señor que es sabio conoce nuestros problemas, dificultades, tragedias y tribulaciones, no se mueve uno solo de nuestros cabellos sin que El lo sepa. Entonces porque dudar de su auxilio y su ayuda. Alabar a Dios es también reconocer su infinita gracia y espíritu de sanación, salvación y protección .En cuanto a que los ricos se empobrecen y pasan hambre, y los que buscan al señor no carecen de nada. Ha de afirmarse que, no es la riqueza lo podría hacer malo al rico, sino lo que haga con esa riqueza, si la usa para violentar los derechos de los demás, para aprovecharse del poder de la riqueza para abusar de los débiles, de los trabajadores, de los inocentes, de las viudas, de los ignorantes, etc. Dios no condena al rico por serlo, sino por sus actos. Animo, gozo, alegría…
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