sábado, septiembre 05, 2009

ORACIÓN. “LIBÉRAME DE MIS CAUTIVERIOS”

ORACIÓN. “LIBÉRAME DE MIS CAUTIVERIOS”

POR PROF. DR. MERVY ENRIQUE GONZÁLEZ FUENMAYOR
MARACAIBO.ESTADO ZULIA.REPÚBLICA DE VENEZUELA.AMÉRICA DEL SUR
REDACTADA Y PUBLICADA EN LA RED SÁBADO 05 SEPTIEMBRE DE 2009.

O R A C I Ó N

El Espíritu del Señor sobre mí, porque me ha ungido para anunciar a los pobres la Buena Nueva, me ha enviado a proclamar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, para dar la libertad a los oprimidos y proclamar un año de gracia del Señor...Enrollando el volumen lo devolvió al ministro, y se sentó. En la sinagoga todos los ojos estaban fijos en él. Comenzó, pues, a decirles: "Esta Escritura, que acabáis de oír, se ha cumplido hoy." Y todos daban testimonio de él y estaban admirados de las palabras llenas de gracia que salían de su boca. Y decían: "¿No es éste el hijo de José?" El les dijo: "Seguramente me vais a decir el refrán: Médico, cúrate a ti mismo. Todo lo que hemos oído que ha sucedido en Cafarnaúm, hazlo también aquí en tu patria."Y añadió: "En verdad os digo que ningún profeta es bien recibido en su patria." Amen y amen… (Fragmentos del Evangelio según San Lucas, capitulo 4)




C O M E N T A R I O

(APLICACIÓN A NUESTRA VIDA)
Tener un encuentro personal con Dios nos llena de mucho gozo y de mucha paz. La sola presencia de nuestro señor Jesucristo que se manifiesta tal y como el se lo enseñó a sus discípulos: "donde quiera que dos, tres o más estén reunidos en mi nombre y clamaren mi presencia, yo estaré en medio de ellos". Esta enseñanza hace proclive que encontremos en la oración un instrumento vivo y eficaz para platicar con nuestro señor Jesucristo. Hoy hemos clamado la misericordia y el auxilio del señor. Reconocemos que somos cautivos, presos, detenidos, no de una cárcel física, sino más bien, de la cárcel de nuestros vicios, de nuestras debilidades, de nuestra vida truculenta, de nuestros abusos, de nuestros adulterios, de nuestros complejos, de nuestros actos injustos, deshonestos e inmorales. Confesamos señor de que te hemos negado varias veces. Que tu divinidad la he irrespetado. Al igual que los fariseos, que los judíos de tu tiempo que los infieles de esa época, no hemos reconocido condición celestial de hijo de Dios y de salvador del mundo. Por ello es triste afirmarlo, pero aún en nuestros días, nuestro entendimiento, nuestra fe, nuestra creencia, se rehúsa a cumplir tu palabra, a seguir tus enseñanzas de amor y de justicia, a ser solidarios con el prójimo, a practicar la verdad, a caminar en la luz, a ser testigo de tu palabra y de tu vida emulándote, e imitando la vida de gracia y de santidad de la sagrada familia de José, María y Jesús. Te pido que me liberes de la cárcel de mi aflicción, de mi vergüenza, de mis injusticias, que me liberes señor de los cautiverios diarios que la vida del mundo nos va construyendo. Bendito y alabado seas por siempre señor Jesús. Sabemos que nadie es profeta en su tierra. Pero esta expresión o sentencia, siempre podrá ser revocada, cambiada, por aquella que consagra: "para Dios no hay nada imposible". Reconocemos no solamente tu condición de profeta de la verdad, sino tu excelsa condición de hijo de Dios y salvador del mundo. Ven señor Jesús. Ánimo, gozo, alegría...

ETIQUETAS: excelsa, salvador, patria,

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