jueves, julio 30, 2009

ORACIÓN “DAME SABIDURÍA EN MI AFLICCIÓN”




ORACIÓN “DAME SABIDURÍA EN MI AFLICCIÓN”

POR PROF. DR. MERVY ENRIQUE GONZÁLEZ FUENMAYOR
MARACAIBO.ESTADO ZULIA.REPÚBLICA DE VENEZUELA.AMÉRICA DEL SUR
REDACTADA Y PUBLICADA EN LA RED JUEVES 30 JULIO DE 2009.

O R A C I Ó N

Tú fuiste bueno con tu servidor, de acuerdo con tu palabra, Señor. Enséñame la discreción y la sabiduría, porque confío en tus mandamientos. Antes de ser afligido, estaba descarriado; pero ahora cumplo tu palabra. Tú eres bueno y haces el bien: enséñame tus mandamientos. Los orgullosos traman engaños contra mí: pero yo observo tus preceptos. Ellos tienen el corazón endurecido, yo, en cambio, me regocijo en tu ley. Me hizo bien sufrir la humillación,
porque así aprendí tus preceptos. Para mí vale más la ley de tus labios que todo el oro y la plata. Amen y amen… (F R A G M E N TO S del salmo 119)

C O M E N T A R I O

(APLICACIÓN A NUESTRA VIDA)

Señor que maravilloso es conversar contigo, sentir tu presencia nos llena de mucho gozo. Y por intermedio de esta oración hemos alzado nuestra súplica para que tu oído se incline y pueda escucharla. Debo confesar señor que mi espíritu estuvo quebrantado, afligido, doblegado por la situación que atravesó mi salud, mi condición económica, mi familia, mi trabajo, mis relaciones sociales. Pero este estado de cosas se produjo porque estaba descarriado, viviendo libidinosamente, sin atender mis obligaciones, sin prestarle mi solidaridad y orientación a mi familia, mi esposa, mis hijos, mi madre, mis hermanos. Reconozco que mis decisiones, mis actos, mi conducta y mi percepción de la vida no era la más correcta, ni la más justa, ni mucho menos la que más le agradaba al señor. Después de sentir el quebrantamiento de mi espíritu, de mi vida, de mi carácter, de mi disposición para actuar conforme al bien, entendí que todo fue un aprendizaje a través de la experiencia misma, a través de una vivencia de cruz, una enseñanza que verdaderamente me instó, me motivó a comprender la palabra del señor y en consecuencia aceptarla en mi mente, en mi inteligencia, en mi conciencia, y lo más importante a hacerla muy propia y acatarla de manera tal, que formara parte de mi propia existencia y de cada acto de mi quehacer diario. Mis enemigos han diseñado una trama, un plan para desacreditarme, para atribuirme palabras y hechos que no he cometido. Actos y palabras que le han causado daños a otras personas y a las cosas. Ahora que Dios me ha perdonado y luego de sufrir un gran quebrantamiento, mis enemigos no triunfarán y no me harán caer de nuevo en la aflicción. Ya Jesús de Nazareth, derramó su sangre y lavó nuestras culpas, blanqueó nuestras vestiduras y nos hizo dignos delante del padre, gracias a su sacrificio. Bendito sea tu nombre Jesús. Gracias por estar conmigo en mi aflicción y concederme la sabiduría. Tu prometiste que estarás con nosotros hasta el final de los tiempos y tu ni mientes ni fallas. Amen...Aleluya.



ETIQUETAS: quebrantar, quebrantamiento, humillación,

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